sábado, 13 de diciembre de 2014

Amanecer en París.

Yo no escribo poesía, 
escribo sobre tu cuerpo,
hablo sobre tus curvas en verso
y creo estrofas de lo que expresan tus ojos.
Uso la sinalefa de tu boca
para unir la genialidad de tus manos.
Me inspiro en la magia de tus caderas,
qué caderas,
es inspiración del diablo,
pecado tentador
en el que entro y no salgo,
porque no puedo,
porque no quiero,
quiero arder en tu infierno,
que me comas y mates a besos,
mi boca nunca se acaba
y mi vida se renueva en tu sonrisa.
Ahora ves, que esto más que poesía,
parece un cuento, pues he narrado un sueño,
la vida de ensueño que tengo
desde que eres tú
la que sueña a mi lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario