Me sentía como se siente un vagabundo,
perdido por el centro de la ciudad,
lejos de su casa y de un cariño sincero.
Andaba desorientada por barrios peligrosos de mi vida,
buscando una cama donde pasar la noche,
aceptando cariño de cualquier sonrisa,
falsa.
No me di cuenta de que tú,
chica de risa fácil,
de ojos que piden más
y de sonrisa que lo da todo,
llegarías sin pedir permiso a mi existencia,
y te convertirías en mi hogar,
y acunarías a mis miedos,
y alimentarías a mis ilusiones,
y pondrías tiritas en todas las heridas,
de mi agonizante corazón,
haciendo que los malos tragos pasados,
se conviertan en el mejor sabor
que mis labios han probado,
que son tus labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario