Paso a paso de tu mano,
un mundo entero en cada palabra,
en cada consejo, en cada mirada de complicidad.
Se me resisten los imposibles,
doy por ganadas batallas,
cuyo motivo para luchar es hacerte sentir orgullosa,
y es que es curioso,
el hecho de que con el resto del mundo,
el cariño se haga con el tiempo
y a ti te quisiese a morir desde el primer día de mi vida.
Eres capaz de guiarme con una mirada,
y yo capaz de vencer cualquier miedo
después de que me dediques una sonrisa.
Tienes el don de parar el mundo,
si gira demasiado deprisa,
no sé qué poder manejas,
o si los tienes todos,
porque eres experta en poder con todo.
Y ahora es cuando te digo,
mamá,
que mi vida se vacía
cada vez que tú me faltas.
Quererte se me hace corto,
y admirarte sería infravalorarte,
pues no existen palabras reales
para expresar lo que siento,
cuando pienso en la inmensidad de tu persona.
lunes, 18 de agosto de 2014
mamá.
miércoles, 6 de agosto de 2014
Hasta siempre.
Nunca me han gustado las despedidas,
pero creo, que la nuestra,
se estaba alargando mucho,
quizás por mi,
porque no veía,
más allá de ti y de tu sonrisa.
Siento las noches en vela que,
sin importarme y sin querer ofender,
he pasado pensando en un futuro,
contigo,
siento si alguna de mis lágrimas,
no cayó en silencio y te fue molesto
escuchar el sonido de un te echo de menos
que no quisiste jamás.
Perdóname si te dediqué palabras,
hechos, sonrisas y suspiros,
que no venían a cuento y que,
te pudieron hacer sentir incómoda,
por dormir apoyada en mi almohada
pensando que es tu pecho,
por mirarte tan fijamente que perdía,
a parte de perderme a mí,
el hilo de la conversación.
Adiós te digo, ahora que ya te has ido,
y añado que no me tengas rencor,
que yo solo te quise desde el primer día,
hasta el último segundo de este adiós.
pero creo, que la nuestra,
se estaba alargando mucho,
quizás por mi,
porque no veía,
más allá de ti y de tu sonrisa.
Siento las noches en vela que,
sin importarme y sin querer ofender,
he pasado pensando en un futuro,
contigo,
siento si alguna de mis lágrimas,
no cayó en silencio y te fue molesto
escuchar el sonido de un te echo de menos
que no quisiste jamás.
Perdóname si te dediqué palabras,
hechos, sonrisas y suspiros,
que no venían a cuento y que,
te pudieron hacer sentir incómoda,
por dormir apoyada en mi almohada
pensando que es tu pecho,
por mirarte tan fijamente que perdía,
a parte de perderme a mí,
el hilo de la conversación.
Adiós te digo, ahora que ya te has ido,
y añado que no me tengas rencor,
que yo solo te quise desde el primer día,
hasta el último segundo de este adiós.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)